
En sí no suele tratarse de los celos de parejas, sino de sospechas causadas por el temor, la inseguridad, que él ocupe el lugar de su padre y el miedo a que se siga desorganizando el hogar perdido.
Tras el divorcio, o separación, los niños sufren en silencio diversas fantasías sobre un futuro negro. Es posible que estén equivocados y jamás perderán a su madre, pero pese a todos los esfuerzos del enamorado y de la propia mamá, no logran calmar sus dudas. Pese a este enigma, siempre es posible hacer algo para mejorar la situación:
- Lo primero de todo es no forzarlos a respetar a la nueva pareja junta, pues esto le duele.
- Luego presente al enamorado después de unos años que la mamá se haya separado.
- Procure que lo conozcan como amigo y, después de tiempo, dígales que se casará con él.
- Como ven, la fórmula se llama paciencia y dele tiempo al tiempo, luego dependerá que el enamorado se gane como amigo a los chicos, logrando de esta manera que crezca entre ambos una confianza.
Fuente: Diario Trome (Fernando Maestre)