lunes, 3 de mayo de 2010

La educación de la envidia

De una u otra manera todos somos capaces de reconocer los sentimientos poco agradables que tenemos. Así aceptamos que podemos ponernos celosos, rabiosos, tristes y, por supuesto, picones. Pero lo que difícilmente aceptamos es el tener envidia y deseos ardientes de querer el mal a quien pensamos se ha apoderado de algo nuestro.

Siendo la envidia una emoción tan secreta, privada y destructiva sería necesario saber cómo podemos manejarla. La siguiente pauta ayudará a criar a los niños libres de este flagelo:
  • Enseñar a los chicos que el amor de los padres, siendo igual para todos, tiene momentos que se entrega más a quien lo necesita. Aceptar que sí pueden haber diferencias entendibles.
  • Corregir la pataleta envidiosa ni bien esta se presente, afirmándole al niño en crisis que sí es cierto que se le está favoreciendo (el día de hoy) más a uno que a otro por diferentes razones y que es decisión de los padres.
  • Enseñar a compartir los bienes que uno tiene. Dentro de esta línea, es bueno transmitir el principio que en este mundo hay desigualdades y que esto hay que aceptarlo, aunque nuestra aspiración sea que todo sea más justo.
  • Criar a nuestros hijos con menos espíritu materialista y más afectos humanistas, y a no ser tan apegado a los bienes materiales.


Fuente: Diario Trome (Fernando Maestre)