jueves, 1 de abril de 2010

No 'piquitos' a los niños

Una de las costumbres más negativas que existe en las familias de nuestro país es besar en la boca a los niños. Por lo general, lo hace la madre, el padre o ambos, dándose así la licencia y autorización de besar a un ser humano en la boca cuando este acto está destinado a las parejas, novios o esposos.

El beso en la boca a un bebé o niño es una perversión que se realiza solo por el deseo malsano de la madre o el padre, puesto que el niño jamás lo pediría, ya que no conoce su significado. Es un placer que descarga la madre porque le gusta, le da placer y satisfacción, mientras que al niño lo altera y lo neurotiza progresivamente. Veamos por qué afirmo esto:

El cuerpo del niño y del bebé está lleno de sensaciones sexuales dormidas, ubicadas en las zonas erógenas con que llegó a la vida. Estas zonas se abrirán cuando sea adolescente o adulto; por tanto, incitar la zona erótica de la boca de un menor de 7 años -simplemente porque a mamá le gusta-, lo considero un acto dañino y abusivo hacia el menor. Él crecerá sobreexcitado, con la tendencia riesgosa a besar a otras personas tan igual, y con un inadecuado apego a la madre que lo convertirá en pasivo, temeroso, dependiente, poco valiente, y probablemente demorará mucho en elegir pareja en su adolescencia. Por eso, por amor a su hijo, nunca lo bese en la boca
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Fuente: Diario Trome (Fernando Maestre)

lunes, 29 de marzo de 2010

Mitos y verdades de los estimulantes sexuales

Los afrodisíacos son un mito y una realidad a medias. Durante años se les han atribuido un efecto especial a ciertas comidas, bebidas y brebajes, sin embargo, considero que el mejor estimulante sexual es la buena relación de pareja, la belleza, olor y demás detalles que estimulan nuestros sentidos.

Y hablando de sentidos, debemos decir que la mayoría de los problemas de disfunción eréctil tiene una raíz psicológica. Si bien es cierto que en algunos casos las causas son problemas orgánicos como la hipertensión o diabetes, en muchas circunstancias la disfunción es motivada por la inseguridad.

Cuando hablamos de estimulantes, la gente los relaciona con los facilitadores de la erección como el Viagra, lo cual no es lo mismo.

Últimamente, muchos consumidores de estos facilitadores son hombres jóvenes menores de 40 años que, a pesar de no necesitarlos, los adquieren para obtener la seguridad que no van a fallar con su pareja.

Esto ha motivado una cierta dependencia de carácter psicológico a este tipo de productos. Si bien no se produce una dependencia orgánica, sí se alimenta una inseguridad que debe ser resuelta con la comunicación de pareja.

Recuerde que la sexualidad no es una carrera, no es un objetivo, sino un fin para sublimar el amor
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Fuente: Diario Trome (Fernando Maestre)