lunes, 23 de noviembre de 2009

Entre la separación y la muerte

La separación de la pareja suele ser uno de los episodios de la existencia que más dolor, sufrimiento y angustia puede traer. Aun cuando la convivencia ya resultaba abrumadora y la propuesta del final de la pareja ya estaba anunciada, separarse habrá de significar al menos 4 años de sufrimiento y sentimiento de desamparo, sobre todo en aquel cónyuge que se sintió abandonado. Por ello, haremos un paralelo entre vivir el duelo del divorcio y el duelo de la muerte de un ser querido.

En el divorcio, pese a saber que no se convivirá más, siempre quedan dos emociones extremas: fantasear con el retorno de la pareja y la recomposición del hogar; y el desgarro doloroso de pensar que 'su ex' puede estar siendo feliz en brazos de otra persona. La paz no llega pronto, los celos, la envidia, la necesidad de vengarse, predominan. Se llega a desear que le vaya mal al ex, que sufra y padezca. Por ello, el conflicto judicial y las hostilidades secretas, pueden continuar largo tiempo.

En la muerte del ser querido, aunque el dolor es intenso, se cuenta con apoyo solidario de amigos y parientes. De inmediato, pueden haber síntomas cardíacos, digestivos o respiratorios. La posibilidad de pensar en una nueva pareja es casi nula, como la ilusión de volverse a ver; pero luego del primer año, el viudo puede volver a hallar paz con su familia
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Fuente: Diario Trome (Fernando Maestre)