
En el divorcio, pese a saber que no se convivirá más, siempre quedan dos emociones extremas: fantasear con el retorno de la pareja y la recomposición del hogar; y el desgarro doloroso de pensar que 'su ex' puede estar siendo feliz en brazos de otra persona. La paz no llega pronto, los celos, la envidia, la necesidad de vengarse, predominan. Se llega a desear que le vaya mal al ex, que sufra y padezca. Por ello, el conflicto judicial y las hostilidades secretas, pueden continuar largo tiempo.
En la muerte del ser querido, aunque el dolor es intenso, se cuenta con apoyo solidario de amigos y parientes. De inmediato, pueden haber síntomas cardíacos, digestivos o respiratorios. La posibilidad de pensar en una nueva pareja es casi nula, como la ilusión de volverse a ver; pero luego del primer año, el viudo puede volver a hallar paz con su familia.
Fuente: Diario Trome (Fernando Maestre)
No hay comentarios:
Publicar un comentario